Los elementos cosméticos son un aspecto significativo de Fortnite, con jugadores ansiosos por hacer alarde de sus pieles únicas y elegantes. Epic Games ha desarrollado un sistema donde una variedad de pieles se vuelven en bicicleta a través de la tienda en el juego, lo que a menudo conduce a largos y frustrantes períodos de espera para los fanáticos. Por ejemplo, la icónica Skin Jefe Maestro regresó después de una ausencia de dos años, mientras que el clásico Renegade Raider y Skins de Aya Trooper de asalto aéreo reapareció después de una espera aún más larga. Sin embargo, los fanáticos de la exitosa serie Arcane enfrentan una decepción ya que el regreso de Jinx y VI Skins parece muy poco probable.
La demanda de los personajes principales de Arcane para regresar a Fortnite ha aumentado, especialmente después del lanzamiento de la segunda temporada del programa. Desafortunadamente, el cofundador de Riot Games, Marc Merrill, también conocido como Tryndamere, lanzó estas esperanzas durante una transmisión en vivo. Mencionó que la decisión de traer de vuelta las pieles se encuentra con los juegos antidisturbios, pero su colaboración fue específicamente para la primera temporada de Arcane. La posterior decepción expresada por los fanáticos en las redes sociales llevó a Merrill a suavizar su postura, prometiendo discutir la posibilidad con su equipo, aunque no ofreció garantías.
Es aconsejable no tener grandes esperanzas para el regreso de estas pieles. Si bien los ingresos potenciales de sus ventas ciertamente beneficiarían a los juegos antidisturbios, existe una preocupación estratégica en el juego. Alentar a los jugadores a pasar de un juego de servicio a otro, particularmente de League of Legends a Fortnite, podría no alinearse con los intereses de Riot, especialmente dados los desafíos actuales que enfrentan League of Legends. Si una parte de su base de jugadores migrara a Fortnite debido a estas pieles, podría tener un impacto perjudicial.
Si bien la situación puede evolucionar en el futuro, por ahora, es mejor moderar las expectativas y no aferrarse a falsas esperanzas.